sábado, 7 de septiembre de 2019

PARA SEGUIR A JESÚS


«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. (Lc 14,26-27)

El Señor es un maestro desconcertante. A la hora de exigir lo pide todo y pone unas condiciones que son humanamente imposibles de cumplir. ¿Quién querrá ser discípulo de un maestro tan exigente? Él mismo nos dice que hay que pensárselo, hay que echar cálculos.
Me lo voy a pensar.
Pienso en el mensaje tan extraordinario que habla de Dios y me hace descubrir el valor de las cosas espirituales. Es verdad que vivimos en un mundo material y tenemos necesidad de todas las cosas de este mundo pero cuando escucho a Jesús siento que hay algo más, que puedo encontrar algo mejor. Él me hace ver a Dios y descubrir todo su poder y todo su amor.
Pienso también en la llamada a construir el Reino de Dios y hacer de esta humanidad una familia en la que veamos a todos como hermanos. Así se terminarían todas las injusticias y nos haríamos mucho más felices unos a otros.
Pienso en el gran poder que tiene el mandamiento del amor, que es una verdadera revolución, la revolución de la ternura.
Por eso quiero ser discípulo de Jesús y seguirlo con todas las consecuencias. Sé que es duro y muy difícil. Tengo que prepararme bien y necesito la ayuda de la oración y de los sacramentos.
Al renunciar a todo por él descubro con sorpresa que recibo dones y bienes muy superiores. Al cargar con la cruz y estar dispuesto a llegar hasta el final es cuando estoy recibiendo la vida con más plenitud y mayor sentido. En la medida que me voy dando al Señor voy recibiendo mucho más de lo que puedo imaginar y me hago más útil para el bien de mis hermanos.

Señor Jesucristo quiero hacerme digno de tu Reino y seguirte en todos tus caminos: quiero ir contigo en tus luchas, en tu entrega a Dios y a los demás; quiero acompañarte también en tus sufrimientos y cargar la cruz contigo; quiero llegar a alcanzar tu gloria por haberme hecho pequeño y servidor. Yo soy débil y necesito siempre que tú me sostengas en el camino.


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