sábado, 13 de octubre de 2012

La verdadera riqueza


Jesús lo miró con amor y le dijo:
"Te queda una cosa que hacer:
 Anda, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres
 y tendrás un tesoro en el cielo.
Después, ven y sígueme". (Mc 10,21)
           
Muchas veces, en nuestra mentalidad humana y material, sentimos admiración por las personas que han llegado lejos y han alcanzado fama, riqueza o poder. “Qué listo ha sido, qué alto ha llegado, cuántas cosas ha conseguido…”
            En cambio, Jesús nos ofrece un camino diferente de Sabiduría. Porque, no nos confundamos, la verdadera sabiduría es dejarse llenar por Jesucristo, profundizar en su mensaje y vivir como Él nos propone. Ciertamente, la sabiduría de Dios aparece muchas veces a los ojos del mundo como locura o como necedad. Pero los que la llevan a la práctica saben que han encontrado el verdadero tesoro, la verdadera riqueza de su vida.
            “Vende todo lo que tienes” : El primer paso, para alcanzar esta plenitud es venderlo todo, o dicho de otra manera, desprenderse de todos los apegos de este mundo. Aunque a nosotros esta propuesta nos resulte muy dura, en realidad, consiste en liberarse de todas las ataduras. Cuando ya no sientas el dominio de las cosas del mundo te encontrarás disponible para recibir la verdadera riqueza.
            Hay muchas personas que han entendido este desprendimiento más allá de lo material y han dado a Dios un sí que les ha empujado a dejar a su familia y a su patria y se han quedado sólo con el Señor.
            “Dáselo a los pobres”: El segundo paso es como una consecuencia del primero. El desprendimiento no puede ser sólo un gesto de heroísmo personal, sino que tiene que brotar del amor. Por eso el amor nos lleva al encuentro con el otro, sobre todo, con los pobres. San Pablo nos dice que Cristo siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Así también, cuando nosotros nos disponemos a obedecerlo, nos desprendemos de nuestras cosas para que los pobres se beneficien de nuestra entrega. Este amor nos está ganando un gran tesoro en el cielo. Es el tesoro verdadero que nos llena de alegría y hace que lo vendamos todo para quedarnos con él. El tesoro que está donde no hay ladrones que roben ni polilla que lo destruya.
            “Después ven y sígueme”: Para completar este camino de la sabiduría hay que ir todavía más allá: seguir a Jesús. El seguimiento supone una vida de oración y de relación constante con Él, un esfuerzo permanente por conocerlo a Él y comprender su mensaje. Seguirlo es acompañarlo hasta la cruz para llegar así también a la resurrección.
            Seguro que esta propuesta te deja muchas preguntas: ¿Alguien es capaz de vivir así? ¿Será verdad que por este camino somos más libres y más felices? ¿Será cierto que esto no es locura sino verdadera sabiduría?
            Vivir así, dice el mismo Jesús, es imposible para los hombres, no para Dios. Esto significa que no se trata tanto de un esfuerzo voluntario sino, más bien, de decirle a Dios que sí y acoger su gracia; porque todo es un don, también la capacidad de desprenderse y entregarse.
            ¿Será esto verdad? Dile Sí a Dios, y haz la prueba.

            Cuando medito tus Palabras veo siempre la luz en medio de la oscuridad. Siento deseos de vivir es ideal que me propones y me encuentro feliz de tenerte conmigo apoyándome en todo lo que me propongo. Sé que estoy muy lejos de la meta a la que deseo llegar pero también descubro que no voy solo por el camino, porque en todo momento estás conmigo y nunca me fallas.