sábado, 25 de abril de 2015

EL BUEN PASTOR

Yo soy el Buen Pastor, el Buen Pastor da la vida por las ovejas. (Jn 10,11)

Jesucristo ha bajado del cielo para reunir a todos los Hijos de Dios como un pastor que reúne a su rebaño. Por eso se define como el Buen Pastor. En algunas ocasiones el Evangelio nos cuenta que Jesús se compadecía de la gente porque veía que estaban como ovejas sin pastor. Él ha venido a guiarnos y a llevarnos a disfrutar de buenos pastos, a cuidar de nosotros y protegernos para que nunca  más nos sintamos perdidos ni abandonados.
Nos alimenta con su Palabra que es más que un simple discurso. Es la respuesta a nuestras inquietudes, es como la luz que alumbra el camino de nuestra vida. Cuando escuchamos su Palabra descubrimos que está en diálogo personal con nosotros. Podemos reconocer su voz y seguirla con la seguridad de que busca siempre nuestro bien.
Nos alimenta también con su propio cuerpo. Es el pastor que da la vida por sus ovejas, que no huye ante el peligro, que no busca su propio interés. Su cuerpo se ha convertido en un alimento celestial en la Eucaristía. Ya nunca más volveremos a estar solos porque Él ha querido quedarse con nosotros para siempre.
Nos conoce y nos anima a conocerlo. Él sabe de verdad cómo somos, por eso es tan paciente con nuestros defectos y tan confiado en nuestras posibilidades. Puede llamarnos por nuestro nombre y sabe más que nosotros mismos de todo lo bueno que somos capaces, por eso no deja de llamarnos y de animarnos a seguir sus pasos y a trabajar por su Reino.
Es también el pastor de todos, incluso de aquellos que no lo conocen o de los que lo rechazan. A todos los ama y a todos los quiere reunir en una gran familia.
Para llegar a esta meta ha sido capaz de llegar hasta el extremo de entregar su vida. Nos lo ha dado todo para que no tengamos carencia de nada. De Él recibimos el perdón, la fortaleza y el amor que nos hace personas nuevas. De Él podemos esperar alcanzar la vida eterna y la Resurrección, liberarnos de todas las ataduras de este mundo para ser verdaderamente libres. Por eso podemos acudir a Él en todas las circunstancias.


Danos, Señor, pastores según tu corazón. Pastores que guíen a tu Iglesia siguiendo el ejemplo del Buen Pastor: que conozcan a sus ovejas y que estén dispuestos a dar la vida por ellas.