sábado, 20 de abril de 2024

EL BUEN PASTOR

 Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. 

 

Una vez más tenemos malas noticias de guerra, de violencia, de odio y de enfrentamientos entre seres humanos. Todo esto nos puede llevar a un pesimismo, porque da la impresión de que no somos capaces de vivir en paz y de ser verdaderamente felices. 

Pero los cristianos no podemos perder la esperanza. Sabemos que el pecado está entre nosotros y que nos empuja a hacer el mal que no nos gusta, pero también sabemos que somos amados por Dios, que no se queda parado ante nuestra humillación. Al contrario, ha intervenido enviándonos a su Hijo amado para rescatarnos de esta esclavitud. Es más, quiere llevarnos a la plenitud de ser santos, semejantes a él, de poder verlo tal cual es. 

La Palabra nos anima a creer que todo esto es verdad y por eso, de nuevo, nos permite conocer más a fondo a Nuestro Salvador Jesucristo. La Palabra de Dios nos permite descubrir en Jesús el amor que da la vida. Sabemos bien que no es una teoría, hemos estado celebrando su muerte y resurrección. Sabemos bien que se ha hecho hombre y ha venido a dar la vida, a cargar con todo el daño del pecado para liberarnos de su atadura. Él es el buen pastor, que no ha querido dejar a las ovejas extraviadas, sino que ha venido a buscar lo que estaba perdido. 


Nuestro Pastor bueno también nos conoce de forma única y personal. Nos conoce como se conocen él y su Padre. Es un conocimiento marcado por el amor. En su corazón y en su mente hay un lugar especial para cada uno de nosotros. Podemos buscarlo y confiar en él, que sabe lo que nos hacer falta y quiere darnos todo lo mejor. Ya nos había dicho que acudiéramos a él los que estamos cansados y agobiados, porque él quiere darnos el descanso. 

También nos amplía la mirada. Sus ovejas son todos los seres humanos, amados por Dios de forma personal. Todos aquellos que aún no conocen el evangelio son también ovejas del Buen Pastor. Todas las personas buenas, que buscan la paz y la justicia, pertenecen a este rebaño. Jesús quiere reunirnos a todos con él. Jesucristo quiere convertirnos en una gran familia. Por eso, libremente ha venido a dar su vida. Él tiene todo el poder. Entrega la vida y la recupera de forma nueva y gloriosa. 

Las palabras de Jesús son una llamada a buscarlo y a confiar en él. Podemos poner en él todas nuestras preocupaciones porque se interesa por nosotros y quiere consolarnos y animarnos. No dejemos que las malas noticias nos desanimen. Por el contrario, busquemos al Pastor que nos quiere reunir y quiere sanarnos y cambiar nuestra vida. 

Sus palabras también son una llamada a escuchar su voz. Todo lo que nos enseña es una buena noticia. Escuchando su voz descubrimos que es verdad que le importamos mucho, reconocemos así nuestra dignidad como hijos amados de Dios. Pero también sus Palabras nos abren los ojos para que veamos todo lo que está oscuro en nuestra vida y cambiemos nuestras actitudes negativas. Su voz nos hace descubrir el pecado en nosotros y nos invita a convertirnos para vivir mejor y más felices. 

Donde se proclama el nombre de Jesús y se acoge su Palabra se pone la semilla del Reino de Dios, empieza a haber hombres y mujeres que buscan la paz, que se gastan por los demás, que son luz en medio de las tinieblas. El nombre de Jesús nos sana y nos libera de todo mal. 

Escucho tu voz, Señor, siento cómo me amas y cómo esperas mucho de mí. Me conoces mejor que yo mismo y confías en las grandes cosas que puedo hacer. Por eso me has elegido y me has enviado a reunir a tu rebaño. Sé que cuento siempre con tu ayuda por eso no pierdo la esperanza. Tu Palabra se cumplirá.