«Se
me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de
todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
Este domingo vamos a
hablar de Dios, como siempre. Es el domingo de la santísima Trinidad, que es un
dogma bastante complicado. Pero, más que tratar de comprender el dogma, creo
que podemos ver cómo acercarnos a Dios y descubrir su grandeza, su bondad y su
poder.
Frente a los dioses falsos
está el único Dios, que es el que se ha revelado a lo largo de los siglos.
Nosotros mismos descubrimos cuando escuchamos su Palabra que no hay en todo el
mundo una Palabra como esa, descubrimos que es la Palabra que nos devuelve la
alegría y la confianza, que nos enseña de verdad cómo ser felices.
Hay muchos poderosos que
se creen dioses y no hacen más que ofrecernos caminos engañosos de felicidad. Porque
tienen un poder falso, que no va a durar. No buscan nuestro bien sino su
interés particular.
El Dios verdadero nos
propone también sus mandamientos para que seamos felices en este mundo que ha
creado para nosotros. Dios no busca un interés particular, porque él lo tiene
todo, todo es suyo. Dios nos ama y quiere que vivamos en paz y que disfrutemos
de todo lo que ha creado para nosotros.
Por eso se ha revelado
como Padre en la creación; se ha hecho hombre en la persona del Hijo, para
estar entre nosotros y mostrarnos el camino de la vida; y ha venido como
Espíritu Santo a llenar nuestro ser para que podamos amarlo y cumplir sus
mandatos.
Y esto es lo que hemos
conocido de Dios. A lo largo de los siglos se ha ido fijando la doctrina para
dejar claro que hay un solo Dios pero lo hemos conocido como tres personas
distintas. Tres personas que se aman
tanto que están perfectamente unidas y por eso el mandamiento que nos ha dado
es el amarnos para llegar a ser uno como ellos.
Bendito
y alabado seas, Padre creador del universo, que nos hiciste a tu imagen.
Bendito
y alabado seas Jesucristo, Hijo del Padre, que nos has redimido con tu sangre
para que podamos alcanzar la gloria contigo.
Bendito
y alabado seas, Espíritu Santo, que nos santificas y nos llenas de tu fuerza
para que construyamos el Reino de Dios en este mundo.
Bendito
y alabado seas por siempre Dios único y verdadero.
Muchas gracias, Enrrique.
ResponderEliminarAtravéz del evangelio Cristo nos revela que viene del Padre y El está en continua comunión con él, así continuamente nos lo comunica y nos dice voy al Padre pero me quedo con vosotros.
ResponderEliminarYa tenemos el dogma de la Santísima Trinidad:Un sólo Dios en tres personas distintas
Padre Hijo y Espíritu Santo
Muchas gracias por enviarnos aveces estos pasajes del evangelio, porque nos hace reflexionar y orar a la vez
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