domingo, 23 de abril de 2023

CAMINO DE EMAÚS

 

«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».(Lc 24,25)

 

Qué necios y qué torpes eran los discípulos, no entendían lo que habían dicho los profetas.

La verdad es que todos somos necios y torpes porque nuestro cerebro es muy pequeño para poder abarcar un mensaje tan sublime. ¿Cómo podremos pretender comprender a Dios? Los discípulos eran necios y torpes porque no podían ser otra cosa. Humanamente las expectativas miran siempre al bienestar y a la gloria de este mundo. Es imposible aceptar que para llegar a la gloria sea necesario pasar por la humillación y el sufrimiento de la cruz.

Así vamos pues por el camino de la vida decepcionados porque no se cumplen nuestras expectativas. Sí, es verdad, llegamos incluso a decepcionarnos del mismo Dios: ¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no respondes a nuestras súplicas? ¿Hasta cuándo?

El relato del Evangelio nos habla de un camino de tristeza en el que aparece Jesús en persona, pero los discípulos no lo reconocieron.

En el camino de nuestras frustraciones y nuestras dudas está también Jesucristo que nos sale al encuentro aunque no seamos capaces de reconocerlo.

En segundo lugar, Jesús les va explicando las escrituras para que su mente se abra a Dios y a su forma de hacer las cosas. La Palabra de Dios es la que nos pone en relación con el mismo Jesucristo para ir avanzando en su conocimiento. Ellos saben que su corazón arde cuando escuchan esta explicación del Señor: era necesario que el Mesías padeciera para entrar en su gloria.

En tercer lugar, nos dice que reconocieron al Señor cuando partió el pan. Así nos anima a celebrar la Eucaristía. En el pan partido está Jesucristo. Una vez que lo reconocieron desapareció de su vista, pero él se había quedado con ellos.

Por último hacen un camino de vuelta pero llenos de alegría. Tienen una noticia importante que compartir con todos los demás discípulos: El Señor ha resucitado verdaderamente.

En el camino, en la Palabra, en la Eucaristía y en la comunidad encontramos al Señor Resucitado.

 

Aquí me tienes lleno de dudas y de desilusiones, necesito que también te hagas el encontradizo y me acompañes en este camino decepcionante. Toda esta situación es necesaria para que el mundo conozca que tú estás vivo y que tú estás en tu gloria. Entraré yo también en tu gloria a pesar de mi tibieza. Porque no soy yo quien puedo alcanzarla sino que tú me la has alcanzado con tu sangre derramada, has pagado el precio de mi rescate.

Hoy partiré el pan y mis ojos se abrirán para reconocerte.

 

1 comentario:

  1. Volviendo al camino de Emaus,como base de nuestro relato y meditación, date cuenta qué también Jesús nos abre los ojos sobre lo que pase en nuestro alrededor "no te das cuenta que todos estos estados de ánimo son parte de muestra vida y tenemos qué abrir los ojos para comprender cómo nos dice Jesús que todo esto tenía qué pasar" Nuestra vida espiritual pasa por ese desengaño,cuándo sabemos ante las explicaciones de Jesús que todo está "programado".No cabe desengaños, recesiones ni tristezas.Jesús, nos abre los ojos en todas experiencias y nos anima a seguir con él después de bendecir el pan.
    Desengaños y realidad se juntan ,aparentemente por Jesús que nos explica todo el sentido de las escrituras,con razón el corazón de lis amigos se sentían enardecer ante estas explicaciones,.Aclara el panorama." Animo"

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