viernes, 12 de octubre de 2018

JESÚS Y MARÍA


Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". (Jn 2,3)


En este pasaje he querido fijarme en María. Al contemplar su actuación veo que tiene una palabra para Jesús y otra para los organizadores de la boda.
A Jesús le plantea el problema: No tienen vino. Ella parece ser la que está más cercana de los problemas concretos de la gente para ponerlos delante de su Hijo. Tiene corazón de madre y siente la preocupación por cualquier necesidad de sus hijos. Por otro lado tiene fe en su Hijo, sabe con certeza que él puede solucionarlo todo. Así que observa el problema, no espera a que acudan a ella para buscar ayuda sino que busca a Jesús para que lo solucione.
Luego tiene también unas palabras para los organizadores de la boda, que son los que se encuentran en la situación de haberse quedado sin vino. A ellos les dice: Haced lo que él os diga.
Ha quedado claro que ella se ha tomado en serio su problema y ha actuado para encontrar una solución, ahora todo queda entre ellos y Jesús. La solución está siempre en hacer lo que Jesús les diga.
María se ha convertido en intercesora nuestra. La buscamos como un hijo busca a su madre para encontrar una respuesta a sus problemas. Y antes de que nosotros le hayamos contado lo que nos inquieta o lo que nos preocupa ya ella lo ha visto y lo ha puesto en manos de Jesús. Es la madre atenta que con una sola mirada ya lo sabe todo y no duda en actuar.
También ella se vuelve a nosotros para animarnos a la confianza. Jesús es la respuesta a nuestros problemas. María nos dice: haced lo que él os diga. Es como decir escuchad sus palabras y ponerlas en práctica.
Claro esto ya lo sabemos, pero al ser María la que nos lo dice podemos sentir que ella está a nuestro lado, como madre, para acompañarnos en el empeño por vivir el evangelio. Ella se nos ha adelantado a poner ante Jesús nuestra causa y ella también ha ido delante de nosotros para escuchar y obedecer a su Hijo.

Siempre encuentro en ti, Virgen Bendita, a una madre que me comprende y me sostiene. Tú haces que no me sienta solo y perdido, tú me muestras tu ternura y me haces mirar a tu Hijo que siempre tiene palabras de perdón y de esperanza.

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