sábado, 3 de octubre de 2015

DEJAD A LOS NIÑOS


Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios.(Mc 10,14)



El los Evangelios está nítidamente claro que Jesús  tenía una preferencia por los pobres y por los que no cuentan para nada. No nos puede extrañar que también tuviera un afecto muy especial por los niños. Porque los niños son pequeños e irrelevantes, normalmente no se les tiene en cuenta para decisiones importantes y ellos viven muy felices sabiendo que no cuentan para nada. Jesús nos los propone como modelo para entrar en el Reino de Dios.

A mí me llama la atención el deseo de Jesús de que no les impidamos a los niños acercarse a él. Me ha hecho pensar. Yo he visto cómo los niños se entusiasman fácilmente con las enseñanzas de Jesús y puedo decir que, a pesar de su inconstancia, ellos responden a su manera y tratan de llevarlo a la práctica. Sin embargo también he visto cómo los mayores les impedimos muchas veces esa cercanía con el Señor.

Somos los mayores los que los llenamos de ocupaciones para que no tengan tiempo que dedicar a su vida cristiana, los que valoramos más otras cosas que la misa del domingo, los que los despistamos con cosas secundarias.

Pero en esta reflexión me llama también la atención la responsabilidad que tenemos las personas de iglesia en este asunto. A veces hacemos que la vida cristiana sea algo agobiante y ponemos más acento en los pecados que en el amor de Dios, hacemos demasiado serias las cosas santas y no vivimos los sacramentos como una fiesta gozosa de encuentro con Dios y con los hermanos. Y ¿Cómo no? Nuestros pecados, nuestras incoherencias también son un obstáculo para que los niños se acerquen a Jesús.

Estamos ya comenzando un nuevo curso de catequesis y creo que esta llamada del Señor es muy oportuna para que planifiquemos qué vamos a hacer para que los niños se puedan acercar al Maestro que quiere abrazarlos y bendecirlos.



Señor Jesús, yo sé que tú deseas tener a los niños cerca de ti, tú en persona estás dispuesto a entrar en sus vidas para llenarlos con tus bendiciones. Aquí me tienes, contando siempre con tu ayuda, para colaborar contigo en este propósito.

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