sábado, 30 de junio de 2012

La hija de Jairo


Llegaron algunos de casa del jefe de la sinagoga diciendo: "Tu hija ha muerto. No molestes ya al maestro". Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, dijo al jefe de la sinagoga: "No tengas miedo; tú ten fe, y basta". (Mc 5,35-36 )

Jairo que era el jefe de la sinagoga debía de ser un hombre importante en el pueblo, posiblemente una persona influyente que estaría acostumbrado a conseguir todo lo que se proponía. Cuando vio que su hija se moría con doce años tuvo que comprender que no era más que un pobre hombre como los demás. Pero, sabiendo que Jesús podría curarla, tuvo la suerte de poder acudir a él.
El evangelio nos cuenta cómo en ese último intento le dieron la terrible noticia. Parece que estaban diciendo: déjalo, que ya no hay nada que hacer.
Estaba yo pensando en muchos momentos de mi vida en los que pienso que ya está todo perdido, que ya ni siquiera voy a encontrar consuelo en la oración, que es mejor pensar en otra cosa. Tal vez termino con una resignación religiosa pensando que si Dios lo ha querido así habrá que aceptarlo.
En este episodio Jesús anima a Jairo. Se empeña en hacerle ver que no debe dejarse vencer por el desánimo. “Ten fe y basta”.
Cuando me he parado a pensar en el sentido de estas palabras he descubierto que mi resignación religiosa no es otra cosa que un síntoma de mi falta de fe. Es como si Jesús me dijera: ¿Quién te ha dicho que te conformes con lo que hay? ¿Quién te ha dicho que dejes de luchar? Ten fe y basta.
Ni siquiera la noticia de la muerte de su hija tenía que detener a Jairo en el empeño por salvarla. La fe debe superar también el obstáculo de la muerte. Jesús lo puede todo y quien confía en él lo puede esperar todo, incluso lo imposible.

Ayuda tú mi falta de fe para que no me falte nunca la ilusión por construir tu Reino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario