sábado, 27 de enero de 2024

LA AUTORIDAD DE JESUCRISTO

 Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» (Mc 1,27) 

 

En este episodio podemos acercarnos a Jesucristo, como siempre, para descubrir el misterio de su persona.  

Nos dice que Jesús habla con autoridad y esto es algo que sorprende a sus oyentes. Los escribas tenían poder, eran muy eruditos y enseñaban, tal vez con mucha ciencia en cambio ellos  no tienen autoridad. Pero Jesús  sí habla con autoridad y los escribas no; Las enseñanzas de Jesús no son palabras, sin más, de algo que se ha aprendido, son Palabras divinas, que penetran en el corazón de la gente, que convencen porque vienen del mismo Dios.  Jesús no habla de memoria sino que cuenta lo que él mismo ha vivido junto a su Padre.

Otro hecho sorprendente es el endemoniado que está dominado por espíritus inmundos que hablan a través de él. Los demonios reconocen a Jesucristo y revelan su misterio: Jesús es el Santo de Dios y ha venido a terminar con ellos, esto significa que se terminó su poder en este mundo y su reinado sobre la humanidad, Jesús los va a desalojar y va a frenar su actividad. El pecado les ha abierto la puerta y se permiten atormentar a los hombres, pero ahora ha venido Jesucristo, el Santo de Dios, para destruir el pecado y salvar a la humanidad. Los demonios tiemblan de miedo ante la presencia de Jesús porque saben que él es más fuerte.

 Ante el mandato de Jesús, los espíritus inmundos obedecen de forma inmediata, y se libera al hombre que estaba poseído. No pueden resistirse a su mandato. 

También vemos el asombro de aquellas personas ante el poder de la Palabra de Jesús. En otros textos del evangelio dirán que no habían visto nunca nada igual.   

 

Siento, Señor Jesucristo, que tu Palabra es una Palabra viva, porque eres tú mismo. Tus palabras entran dentro de mí y me hablan al corazón, responden a mis problemas me dan luz en cada situación de mi vida. 

Tu Palabra sana también todo mi ser, me libera de los malos espíritus que me alejan de ti, me incitan al pecado o me hacen dudar de tu poder. 

Sáname, Señor, libérame de todos mis males. Tú eres el Santo de Dios. 

2 comentarios:

  1. Señor Jesucristo, envía tu espíritu sobre mí, qué sea capaz de entender tus palabras y saber comunicarlas a mis hermanos, para que ellas penetren en el corazón de las personas a las qué las comunico.

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