sábado, 4 de julio de 2020

CANSADOS Y AGOBIADOS


Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. (Mt 11,28)

Los sabios y entendidos saben muy bien buscar las excusas y las explicaciones para no dejarse interrogar por las Palabras de Jesús. Como son sabios y entendidos no se sienten llamados a la conversión y no están dispuestos a cambiar su opinión. Por eso se han perdido el encuentro con la verdadera sabiduría. Se dejan llevar por la carne, como diría Pablo, y no por el Espíritu. La carne es sinónimo de confiar en sí mismos y sentirse seguros de todo y por eso mismo no buscar al Señor para que los consuele.
Luego están son los sencillos, los pequeños. Estos, como saben que son ignorantes, sí han acogido las Palabras de Jesucristo. No tienen recursos para buscar explicaciones y poner excusas, por eso acogen el mensaje y descubren la alegría de saber que Dios es amor y que desea perdonar y dar todo a sus hijos. Ellos sí se sienten llamados a la conversión, sí se dejan interrogar por el mensaje del evangelio y así le abren las puertas a la sabiduría divina.
No ha sido por pura casualidad, es el plan de Dios. Al Padre le ha parecido mejor que estas cosas sean reveladas a los pequeños.
El Señor nos llama por eso a ir a él cuando estamos cansados y agobiados. Él nos da el alivio y el consuelo porque ha cargado con todas nuestras dolencias.
Su sencillez de corazón son para nosotros una llamada y un ejemplo. Él mismo nos dice que aprendamos de él para encontrar el descanso. Aprender pues a ser pacientes, a confiar siempre en Dios, a amar a los hermanos siempre, incluso a los enemigos, y a aceptar la voluntad del Padre aunque no la entendamos. Y como él encontró así la paz y el descanso también nosotros recibiremos este consuelo del cielo.
Su yugo es llevadero y su carga ligera. No dejan de ser un yugo y una carga, pero la confianza en Dios, la aceptación de su voluntad y el amor al prójimo hacen que nada resulte pesado.

Te doy gracias Señor Jesucristo por abrir mi mente a tu Palabra. Aunque me siento perdido entre tantas cosas de este mundo siempre encuentro una respuesta a todo lo que  me inquieta, porque tú siempre vienes conmigo y todo lo haces llevadero. A ti te busco cuando estoy cansado y agobiado, porque tú mismo me animas a ir a ti, y en ti encuentro mi consuelo y el alivio de todos mis pesares.

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