sábado, 22 de agosto de 2015

Palabras de vida eterna

Señor, ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes Palabras de Vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios. (Jn 6,68-69)

Había dicho el papa Francisco que primero es el encuentro con Jesucristo y después vendrá la moral. Me parece interesante este mensaje.
Pedro y los demás apóstoles habían conocido a Jesús muy de cerca. Habían contemplado prodigios inexplicables, habían visto huir a los espíritus inmundos y habían escuchado unas palabras sobre Dios que les llenaban el corazón. Estar con Jesús era una experiencia que no se podía cambiar por ninguna otra.
Cuando la gente descubre que este mensaje es muy exigente,  empiezan a abandonar al Maestro. Pero los que habían estado con él en todos esos momentos tan extraordinarios no pueden dejarlo. Saben que nadie podrá igualarse nunca a Él. Necesitan seguir escuchando ese mensaje de salvación, necesitan sentir la seguridad de estar cerca del único que puede comprenderlos y ayudarles en todas las circunstancias.
Los que dejaron de seguir a Jesús no lo habían conocido de verdad, esperaron de él otra cosa y se decepcionaron cuando comprendieron que no respondía a sus expectativas.
Los que conocemos a Jesucristo sabemos que él es la respuesta a las inquietudes más profundas de la gente. No hay nadie que se le pueda comparar. Él es el santo consagrado por Dios, quien nos habla al corazón, quien nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a valorar todo lo que hay de bueno en nosotros. Ya no podemos acudir a ningún otro.
El reto que se nos plantea en este mundo alejado de Dios no es luchar contra las doctrinas equivocadas ni defender nuestro mensaje a capa y espada. El desafío que tenemos hoy es el de hacer que la gente que anda despistada llegue a conocer de cerca a Jesús y a experimentar la alegría de su presencia y la belleza de su mensaje.


Tú eres de verdad mi salvador. Me has hecho sentir la fuerza de tu Palabra que es capaz de llenar de ilusión mi vida, me has permitido experimentar el poder de tu perdón que me permite levantar cada día la cabeza y seguir caminando sin miedo; me has llenado de alegría con tu presencia porque me haces saber que nunca estaré solo porque tú eres siempre fiel y estás cerca de todo el que cree en ti. Aunque sé que me pides la vida y que quieres que te lo dé todo, no puedo dejar de estar contigo: tú tienes palabras de vida eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario