Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.» (Mc 5,35-36)
El anuncio del Reino de Dios va acompañado de las señales que acreditan que la Palabra de Jesús es Palabra de Dios. Los apóstoles ya han comprobado que Jesús tiene poder sobre las fuerzas de la naturaleza. Pero la fama de Jesús se va extendiendo. La gente sabe que puede curarse de sus enfermedades con sólo tocarle el borde del manto. Por eso ya hay muchos que buscan a Jesús para que los sane.
Por una parte, tenemos a Jairo, el jefe de la sinagoga. Un hombre importante que busca a Jesús en un momento de desesperación porque su hija se muere y tiene sólo doce años. Su prestigio y su posición social no son nada ante la enfermedad de su hija. Él se postra ante Jesús porque es su única posibilidad.
Por otro lado, tenemos a la mujer hemorroísa, que con sólo tocarlo se queda curada de su mal.
En los dos casos se subraya la fe. A la mujer, Jesús mismo le dice que ha sido su fe la que la ha curado y a Jairo, en el momento terrible de la noticia de la muerte de su hija, le dice que no tema y que basta que tenga fe.
Jesús les dio a los discípulos el encargo de sanar a los enfermos y de expulsar los demonios. Y esto es una realidad, pero es necesario tener fe.
Este relato del evangelio es una oportunidad para nosotros de reconocer el poder de Jesús sobre la naturaleza. Ciertamente él lo puede todo. Tiene poder incluso sobre la muerte y por eso se quedan asombrados los que ven estas cosas. Pero su poder es posible cuando tenemos fe en él.
Yo te alabo mi Señor y mi Salvador porque has venido a liberarnos de todos los males. Tú tienes el poder sobre la muerte y nos curas de todos nuestros males. A ti te pertenece nuestra vida y por eso tenemos confianza. Tú nos das la vida porque has venido al mundo para que tengamos vida en abundancia. La muerte no tiene ningún poder sobre ti. Bendito seas por siempre Señor Jesús.