sábado, 4 de noviembre de 2023

EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO

 

El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. (Mt 23,11-12)


 Las palabras de Jesús son una denuncia a la actitud de los escribas y fariseos. Desgraciadamente esta actitud no podemos decir que sea sólo algo de aquellas personas y de aquella época. A fin de cuentas el demonio nos sigue tentando con la hipocresía y con la vanidad de creernos por encima de los demás.

Jesús no dice que no escuchen lo que dicen. Reconoce que cuando explican la Palabra de Dios hay que escuchar su enseñanza, porque siempre será digno de escuchar y cumplir lo que viene de Dios. Lo que Jesús rechaza es lo que hacen: su deseo de buscar honores y privilegios y vanidades humanas como los títulos de honor.

Frente a esta actitud sólo cabe hacer lo contrario: buscar el último puesto y rechazar los títulos.

Según la profecía de Malaquías, si no lo hacen ellos, Dios mismo lo hará.

¿Es una desgracia que la iglesia de hoy esté perdiendo privilegios en la sociedad o es un don de Dios que sus discípulos puedan anunciar el evangelio siendo pobres y pequeños?

Yo lo veo más como un don de Dios, un signo de los tiempos. El papa ya  deseó una iglesia pobre para evangelizar a los pobres. La Palabra de Dios no va a llegar al corazón de la gente desde el poder y la grandeza sino desde la sencillez y el convencimiento de quien la proclama; desde el amor a este mundo herido por el pecado que puede salvarse por la sangre de Jesús.

Nuestro referente es siempre el mismo Cristo, no hay otro. Por eso tenemos que mirarlo a él y contemplar sus actitudes, sus gestos, su vida y sus palabras.

Él siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza; él se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo y Dios le dio el nombre sobre todo nombre; él obedeció hasta la muerte para darnos la vida y obtener para nosotros el perdón de los pecados, derramando su sangre; él se ha convertido en nuestro alimento, se ha hecho el mejor pan para nosotros, ha querido ser comido para quedarse siempre con nosotros y llenarnos así de su amor.

Esto nos enseña que Dios realiza prodigios increíbles cuando obedecemos su Palabra: que con nuestra pobreza podemos enriquecer a otros; que dando la vida podemos tener y dar más vida; que negándonos a nosotros mismos podemos llenar de amor y de alegría este mundo nuestro.

No cabe duda: el que se humilla será enaltecido. Lo hemos conocido en la persona de Jesús y también en su madre que aceptó ser la esclava del Señor y nosotros la aclamamos como la Reina del Cielo.

 Una vez más siento una gran admiración y un gran agradecimiento al contemplarte en el pesebre débil y pobre para que yo pueda acercarme a ti con ternura; al verte en la cruz herido y desfigurado para que yo encuentre en ti el ejemplo de todas la virtudes: obediencia, amor, renuncia a uno mismo… y al recibirte como pan en la Eucaristía para que yo pueda amar como tú y me sienta fortalecido para cumplir tus mandamientos. Yo te alabo, Señor, te doy gracias y te bendeciré en todos los momentos de mi vida.

1 comentario:

  1. Oh mi Jesús, ayúdame a seguirte como tú quieres. Servirte en todo lo que me pidas, a tener los oidos atentos,no apartarme nunca de tus mandatos,que sepa estar atenta a la Palabra,huir de la vanidad,el orgullo y el aparentar.
    Cuando me levante por la mañana y te diga:Señor que me pides hoy? Sepa cumplir y servirte en todo,con entereza,sin quejas

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