sábado, 5 de diciembre de 2020

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR

 


Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."» (Mc 1, 2-3)

 

San Juan Bautista es el cumplimiento de la profecía de Isaías. Ciertamente él grita en el desierto que viene el Señor y anima a los que lo escuchan a convertirse para recibirlo.

Isaías hablaba del momento en que Dios vendrá a consolar a su pueblo. Presenta a Dios como un pastor pero con entrañas de misericordia que trata al rebaño con dulzura.

Es un anuncio de salvación para el pueblo que ha pecado, ha desobedecido a Dios y se ha acarreado su propia desgracia. Ante esa situación, Dios no es severo sino misericordioso. Ya está pagada su culpa y es el momento de venir en persona a traer la paz y la alegría.

El cumplimiento de este anuncio lo tenemos en la venida de Jesucristo al mundo. Él es Dios en persona que viene para consolarnos y no para reprocharnos nuestros pecados. Nos trae la salvación que es salud para nuestras dolencias y enfermedades y liberación del poder del maligno que nos atormenta. Con él llega a nosotros el Reino de Dios.

Seguimos necesitando que venga a salvarnos, porque también nos hemos alejado de Dios y hemos desobedecido. Nuestras culpas pesan sobre nosotros y necesitamos vernos liberados de este peso. Jesús viene a ser nuestro salvador.

San Juan Bautista se presentó primero  para preparar el camino. Su mensaje nos llama a la conversión, al arrepentimiento de los pecados y a decidirnos por llevar una vida nueva, una vida santa y piadosa. Si decidimos enderezar lo que está torcido y allanar lo escabroso pondremos al Señor el camino más fácil para que venga a nosotros y nos permita experimentar la fuerza de su salvación.

San Pedro nos recuerda que todo este mundo se desintegrará, porque todo lo material tiene su fin. Nuestra mirada ha de estar puesta en el cielo nuevo y la tierra nueva que esperamos donde habitará la justicia.

 

Ven Señor a consolarnos, porque hemos pecado y nos hemos alejado de ti y la vida sin ti es dura y triste. Ven y devuélvenos la confianza en un mundo nuevo donde habite la justicia porque todo esté lleno de tu amor y tu salvación. Llénanos de tu ternura para que seamos imagen tuya en medio de nuestros hermanos.

 

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