Sus muchos pecados están perdonados
Porque tiene mucho amor. (Lc 7, 47)
La mirada de Jesús es como la mirada de una madre
que siempre sabe descubrir en sus hijos todo lo bueno. Tal vez nosotros nos
fijamos en los fallos y en los pecados de los demás para juzgar pero él no. Él quiere
devolver la paz y la dignidad a todas las personas y, por eso, está cerca de
los más humillados y despreciados.
Me llena de paz saber que el Señor se fija siempre
en todo lo bueno que hay en mí. Cuando estoy en su presencia, él me va
mostrando todas las posibilidades que tengo de hacer el bien y me va animando a
ser testigo de su amor. Yo llego muchas veces ante él con el peso de mis
pecados, a veces casi con miedo por sentirme indigno de su amor. Él conoce
mejor que yo todos mis límites, y ante él de nada me sirven mis justificaciones
absurdas. Pero Jesús me tiende siempre su mano, me consuela porque sólo quiere
ver lo bueno que hay en mí.
Todo esto no me hace sentir soberbia, yo sé bien
que todo es gracia. Sé que tengo que convertirme y ser más generoso, más
austero, más agradecido. Siempre puedo amar más y dar más, y orar más o
desprenderme más. Pero Jesús ya valora mucho todo lo que he llegado a hacer por
seguir su llamada.
Ahora bien, este don que recibo al estar en
presencia del Señor es como una llamada a mirar así también a mis hermanos. En
lugar de fijarme en sus defectos, mucho mejor será que descubra todas sus
posibilidades. Es sorprendente cuántas cosas buenas encontramos en cada persona.
Creo que muchas veces, cuando la gente se siente valorada, le estamos ayudando
a superar también sus defectos. Tengo que acercarme sobre todo al más humillado
o despreciado, al que no es capaz de valorarse a sí mismo, a quien cree que ya
no tiene salida. Para todos hay una palabra de perdón y una invitación a
emprender una vida nueva. El Señor podrá comunicar su paz y su bendición a
quien más lo necesita.
Has puesto
en mi vida a muchas personas a las que amar y valorar y también has puesto
dentro de mí un amor que parece inagotable. Es la mejor forma de conocerte y de
estar unido a ti. Tú me has hecho solidario de todos y por ellos te pido cada
día en mi oración.