viernes, 10 de mayo de 2013

La Ascensión del Señor


¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
El mismo Señor que os ha dejado para subir al cielo
volverá como le habéis visto marcharse. (Hch 1,11)

Jesucristo ha subido al cielo y está sentado a la derecha del Padre. Así lo decimos en el credo; también afirmamos que vendrá de nuevo con gloria para juzgar a vivos y muertos. Pero mientras se produce esa venida gloriosa tenemos una importante misión que llevar a cabo en este mundo. No es tiempo de quedarse absortos mirando al cielo y esperar pasivamente que vuelva el Señor. Más bien es el tiempo de construir el Reino cada día con mucho esfuerzo y dedicación.
Es la hora de anunciar a todos el mensaje de la salvación con obras y palabras y defenderlo ante aquellos que quieren atacarlo como algo pasado de moda, o ante los que quieren adulterarlo para rebajar su exigencia y hacerlo menos incómodo.
Es la hora de hacer presente a Jesús a través del anuncio de su Palabra y de la celebración de los sacramentos. Porque el Señor no nos ha abandonado sino que sigue con nosotros de forma espiritual pero real. Él sigue perdonándonos, fortaleciéndonos, alimentando nuestro espíritu. Podemos hablar con él y sentir su cercanía en la oración y en la Eucaristía.
Es la hora de vivir el amor de forma total, como Jesús nos mandó, poniéndonos al lado de los pobres con todas sus consecuencias, aceptando la pobreza como el mejor medio para evangelizar.
Es la hora de denunciar todas las injusticias que destruyen la vida de la gente y de transmitir la esperanza de la llegada de un nuevo orden, porque el Señor de la historia y del mundo es Jesucristo y su Reino está presente en medio de nosotros.
El Señor volverá con gloria y hará nuevas todas las cosas; por eso no perdemos la esperanza, a pesar de las dificultades.

Señor Jesús, siento que estás siempre conmigo y que eres tú quien me llevas de la mano para cumplir tus mandatos. Que tu amor inunde el mundo y cambie el corazón de los hombres.

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