viernes, 4 de marzo de 2011

Edificar la casa sobre roca

No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. (Mt 7,21)

Estas palabras de Jesús son una buena oportunidad para recordar cuál es la verdadera espiritualidad cristiana. No hay ninguna duda de que tenemos que ser místicos, hay que vivir una verdadera experiencia de Dios. Pero también hay que tener muy claro que nuestra mística no es una huida del mundo.
Conociendo a Jesús y manteniendo una amistad verdadera con él encontrarás la paz de tu alma. Pero Jesús te hará mirar a los demás con su misma mirada, tendrás que descubrir a los hermanos y salir a su encuentro. Si te unes a Cristo llegarás a amar como Él y tendrás que disponerte a ofrecer tu vida por el bien de todos.
Si tu espiritualidad se quedara reducida a decir “Señor, Señor” y desentenderte de los problemas de este mundo estarías edificando sobre arena.
Por eso Jesús es muy duro cuando explica en qué consiste ser discípulo suyo: hay que hacer la voluntad del Padre, así nos lo enseñó también en el Padre Nuestro diciendo: hágase tu voluntad. También María vivió de este modo su entrega a Dios y lo dejó claro en su respuesta al ángel: hágase en mí según tu Palabra.
Hacer la voluntad de nuestro Padre del Cielo consiste en vivir el compromiso del Amor, como Cristo. Es llevar a la práctica el mandamiento nuevo.
Quedarnos en oraciones bonitas y en culto espectacular sin hacer la voluntad de Dios nos haría merecedores del rechazo de Jesús: “Apartaos de mí, malvados”. Así que se trata de algo muy serio que merece la pena que reflexionemos bien.
Sin embargo escuchar sus palabras y llevarlas a la vida, es decir viviendo el Amor que recibimos de él, es construir nuestra casa sobre Roca. Y una casa que está bien cimentada no se hunde por fuerte que sea la tormenta.
¿No crees que es mejor que tu vida se edifique sobre la roca del Evangelio? Piensa que tendrás que enfrentarte muchas a veces a numerosos problemas, que algún día afrontarás una enfermedad, que te llegará alguna vez la hora de la muerte… ante todo esto estarás firme si has edificado tu vida sobre Cristo. No lo dudes, escucha sus Palabras con atención y llévalas cada día a tu vida.

Contigo me siento seguro. Tú haces que siempre encuentre un motivo para la alegría y me das razones para la esperanza. Contigo encuentro sentido al dolor porque te contemplo en tu pasión y sé que puedo unirme a ti en el sufrimiento; encuentro esperanza ante la muerte porque tú has vencido a la muerte con tu Resurrección y hasta me das ánimo frente al pecado porque tú has vencido al mundo y has dado tu vida para ganarme el perdón. Gracias por tanto amor. Dame un corazón generoso para que cumpla tu voluntad y sea tu testigo ante el mundo.

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