Maestro, sabemos que eres sincero y
que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie,
porque no miras lo que la gente sea. (Mt 22,16)
De nuevo tenemos una escena en la que
algunos pretenden comprometer a Jesús con una pregunta. Sin duda, estudiaban
muy bien las preguntas que tenían que hacer, estaba muy bien construida, para
que cualquier respuesta se le volviera en contra. Pero, como siempre, Jesús
tiene una respuesta que los deja sin palabras. Jesús es un hombre de Dios y
tiene la sabiduría de Dios. Ellos mismos, con intención de adularlo, lo
reconocen como alguien que enseña el camino de Dios conforme a la verdad.
A mí también me gustaría tener esta
sabiduría, para responder como Jesucristo a todas esas dudas que se me plantean; porque normalmente no tengo respuesta para tantas cuestiones. Me gustaría
alcanzar esa seguridad que tiene el Señor para no caer en las trampas que se
esconden en muchas de estas dudas.
Pero para alcanzar esta sabiduría sólo hay
un camino: estar más unido a Jesucristo.
Por eso, en el Evangelio puedo ir
descubriendo cada detalle de Jesús para ir conociéndolo más de cerca y así
dejar espacio en mí para que me llene su sabiduría.
En la oración puedo entablar una
conversación profunda con el Señor, en ese diálogo es él mismo quien me va
instruyendo y me va abriendo la mente.
En la iglesia encuentro también una gran
ayuda. La comunión con Cristo no es algo individual, sino que se vive en comunidad.
Todos juntos nos ayudamos unos a otros, con nuestra experiencia personal, a
conocer mejor a Jesucristo.
San Pablo les refiere a los tesalonicenses
el poder que tenía la predicación del Evangelio que los llenó de la sabiduría
de Cristo.
El evangelio de Jesucristo es una Palabra
muy poderosa que nos libra de nuestros males y nos puede llenar de fe,
esperanza y caridad.
Frente al materialismo que quiere poner la
felicidad en el tener y en el placer, la Fe
en Jesucristo que nos salva y que para alcanzarlo nos anima a desprendernos de
todo y a dar la vida.
Frente al materialismo que nos centra la
mirada en este mundo material Jesucristo nos propone la Esperanza en la vida eterna porque este mundo material se termina
pero después de la muerte nos espera la eternidad, la felicidad eterna en su
compañía.
Frente al egoísmo materialista que nos
anima a pensar en nosotros mismos, el evangelio nos propone el Amor, que nos descentra de nosotros y
nos hace mirar hacia el otro. El amor es lo que puede llenar de sentido la vida
humana. En Jesucristo alcanzamos esta sabiduría tan sorprendente.
Yo
quiero, Señor, cumplir tu Palabra y quiero dar a Dios lo que es de Dios. Y de
Dios es todo mi ser. Por eso necesito unirme a ti para caminar contigo y
obedecer al Padre hasta el final cómo tú mismo hiciste.
Soy afortunada, Dios ha fijado en mí un plan para que lo siga.El mundo me ata demasiado y creo que no le respondo a Jesús como debiera,por eso acogernos a la oración en comunión es buena idea porque cuando el desánimo es grande en estar en comunión con mis hermanos me hace bien. El Espíritu Santo actúa y nuestro corazón se une al de Jesús, ahí interviene nuestra querida madre la Virgen María que no nos deja sólos y por ella llegamos a su hijo
ResponderEliminarY a través de su palabra a nuestros hermanos