Cuando
oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día
nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todo el que no debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.
Los
discípulos de Jesús veían que su maestro oraba con frecuencia. A pesar de tanta
actividad cómo tenía, siempre encontraba tiempo para retirarse. Ahí estaba la
clave de su fortaleza en la misión. Jesús sabía que no estaba sólo en su
dedicación a los demás, que alguien lo había enviado y que era Él quien lo
sostenía para que pudiera cumplir con su misión. La petición de los discípulos
está provocada por la misma actitud de Jesús. Ellos dicen: enséñanos a orar,
porque desean sentir la seguridad y el entusiasmo que ven en su maestro y han
comprendido que todo eso lo recibe en esos encuentros con el Padre.
Jesús,
aprovechando esa petición nos enseñó el Padre Nuestro, que es para nosotros una
señal de identidad, es la oración de los cristianos. En ella le pedimos a Dios
por sus cosas: Su Reino, su voluntad, su Nombre… y por las nuestras: nuestro
pan, el perdón de los pecados, la tentación.
Es también
una oración comprometida. Pedimos que nos perdone como nosotros perdonamos,
esto quiere decir que después de orar y pedir lo que necesitamos sabemos que tenemos
que volver a la vida de cada día con actitudes de Hijos y hermanos. Es natural.
Si hemos llamado a Dios Padre tendremos que obedecerlo como hijos y respetarlo
y amarlo. Además hemos dicho “nuestro” en lugar de “mío” con lo que estamos
reconociendo a todos los demás como hermanos. Esto nos obliga a mirar a todos
con ojos de hermano. ¡Cómo cambiaría nuestro mundo si rezáramos el Padre
Nuestro de corazón, y viviéramos lo que decimos en esta oración!
De tu mano he podido reconocer la bondad de
mi Padre Dios, he experimentado su amor a pesar
de mis pecados. He sentido todo lo que hace por mí cada día, he visto
cómo renueva mi vida y como escucha con interés todo lo que le digo. Así se va
cambiando mi vida y me hace empeñarme en ser también más comprensivo, más
paciente y más entregado a los demás.