Jesús lo miró con amor y le dijo:
"Te queda una cosa que hacer:
Anda, vende
todo lo que tienes, dáselo a los pobres
y tendrás un
tesoro en el cielo.
Después, ven y sígueme". (Mc 10,21)
Muchas veces, en nuestra mentalidad humana y
material, sentimos admiración por las personas que han llegado lejos y han
alcanzado fama, riqueza o poder. “Qué listo ha sido, qué alto ha llegado,
cuántas cosas ha conseguido…”
En cambio, Jesús nos ofrece un camino diferente de Sabiduría. Porque, no nos
confundamos, la verdadera sabiduría es dejarse
llenar por Jesucristo, profundizar en su mensaje y vivir como Él nos propone.
Ciertamente, la sabiduría de Dios aparece muchas veces a los ojos del mundo
como locura o como necedad. Pero los que la llevan a la práctica saben que han
encontrado el verdadero tesoro, la verdadera riqueza de su vida.
“Vende
todo lo que tienes” : El primer paso, para alcanzar esta plenitud es
venderlo todo, o dicho de otra manera, desprenderse
de todos los apegos de este mundo. Aunque a nosotros esta propuesta nos resulte
muy dura, en realidad, consiste en liberarse
de todas las ataduras. Cuando ya no sientas el dominio de las cosas del mundo
te encontrarás disponible para recibir la verdadera riqueza.
Hay muchas personas que han
entendido este desprendimiento más allá de lo material y han dado a Dios un sí
que les ha empujado a dejar a su familia y a su patria y se han quedado sólo
con el Señor.
“Dáselo
a los pobres”: El segundo paso es como una consecuencia del primero. El
desprendimiento no puede ser sólo un gesto de heroísmo personal, sino que tiene
que brotar del amor. Por eso el amor
nos lleva al encuentro con el otro, sobre todo, con los pobres. San Pablo nos
dice que Cristo siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.
Así también, cuando nosotros nos disponemos a obedecerlo, nos desprendemos de
nuestras cosas para que los pobres se beneficien de nuestra entrega. Este amor
nos está ganando un gran tesoro en el cielo. Es el tesoro verdadero que nos
llena de alegría y hace que lo vendamos todo para quedarnos con él. El tesoro
que está donde no hay ladrones que roben ni polilla que lo destruya.
“Después
ven y sígueme”: Para completar este camino de la sabiduría hay que ir
todavía más allá: seguir a Jesús. El seguimiento supone una vida de oración y de relación constante con Él,
un esfuerzo permanente por conocerlo a
Él y comprender su mensaje. Seguirlo es acompañarlo hasta la cruz para llegar así también a la resurrección.
Seguro que esta propuesta te deja
muchas preguntas: ¿Alguien es capaz de vivir así? ¿Será verdad que por este
camino somos más libres y más felices? ¿Será cierto que esto no es locura sino
verdadera sabiduría?
Vivir así, dice el mismo Jesús, es imposible para los hombres, no para Dios.
Esto significa que no se trata tanto de un esfuerzo voluntario sino, más bien,
de decirle a Dios que sí y acoger su gracia; porque todo es un don, también la
capacidad de desprenderse y entregarse.
¿Será esto verdad? Dile Sí a Dios, y
haz la prueba.
Cuando
medito tus Palabras veo siempre la luz en medio de la oscuridad. Siento deseos
de vivir es ideal que me propones y me encuentro feliz de tenerte conmigo
apoyándome en todo lo que me propongo. Sé que estoy muy lejos de la meta a la
que deseo llegar pero también descubro que no voy solo por el camino, porque en
todo momento estás conmigo y nunca me fallas.