Hoy estarás conmigo en el paraíso
Al comienzo de la creación, nos cuenta la Biblia
que Adán y Eva vivían en el paraíso. Era la expresión de la bondad y del amor
de Dios que lo había hecho todo bien y quiso que fuéramos felices con él. Pero
el pecado entró en el mundo y así llegaron las tinieblas. Entró el pecado y
trajo la muerte y el sufrimiento. Adán y Eva fueron expulsados del paraíso.
Pero también desde el principio se nos cuenta que
Dios se compadeció de la desgracia del hombre y se propuso salvarlo. Por eso,
llegado el momento, envió a su Hijo para que nos devolviera la esperanza.
Él nos ha sacado de las tinieblas, que son el
pecado, la muerte, el sufrimiento. Nos ha llevado al Reino de su Hijo querido y
nos ha redimido por su sangre. Jesucristo, con su sangre nos ha logrado la
Redención. Ha puesto todo el amor, toda la obediencia, todo el perdón… para que
quede eliminado el poder del pecado. Es verdad que todavía tenemos que seguir
luchando, pero con la certeza de que hemos logrado la Victoria por la sangre de
Cristo.
En el momento último, el Señor le promete a aquel
infeliz, condenado en la cruz como él, que estará con él en el paraíso.
Aquel hombre sabe que ya está todo perdido, pero
ha llegado a comprender que Jesús es verdaderamente rey y que llegará a su
Reino, que está por encima de las cosas de este mundo. Jesús, en recompensa a
su fe le promete el paraíso. El Reino de Dios es el paraíso, donde todo es
alegría y felicidad. No tendrá que esperar mucho para llegar allí. Cuando
termine su vida terrena, será hoy. Estará con el mismo Señor gozando de los
bienes definitivos.
Hoy he recibido un testimonio de fe al contemplar a un hombre
que lo tiene todo perdido humanamente y que se acoge a ti en el último momento
de su vida. No tengo motivos para perder la esperanza, por mal que vayan las
cosas. He puesto mi confianza en ti y tú tienes poder para salvarme de la
muerte.