Yo
soy el Buen Pastor, el Buen Pastor da la vida por las ovejas. (Jn 10,11)
Jesucristo ha
bajado del cielo para reunir a todos los Hijos de Dios como un pastor que reúne
a su rebaño. Por eso se define como el Buen Pastor. En algunas ocasiones el
Evangelio nos cuenta que Jesús se compadecía de la gente porque veía que
estaban como ovejas sin pastor. Él ha venido a guiarnos y a llevarnos a
disfrutar de buenos pastos, a cuidar de nosotros y protegernos para que
nunca más nos sintamos perdidos ni
abandonados.
Nos alimenta
con su Palabra que es más que un simple discurso. Es la respuesta a nuestras
inquietudes, es como la luz que alumbra el camino de nuestra vida. Cuando
escuchamos su Palabra descubrimos que está en diálogo personal con nosotros. Podemos
reconocer su voz y seguirla con la seguridad de que busca siempre nuestro bien.
Nos alimenta
también con su propio cuerpo. Es el pastor que da la vida por sus ovejas, que
no huye ante el peligro, que no busca su propio interés. Su cuerpo se ha
convertido en un alimento celestial en la Eucaristía. Ya nunca más volveremos a
estar solos porque Él ha querido quedarse con nosotros para siempre.
Nos conoce y
nos anima a conocerlo. Él sabe de verdad cómo somos, por eso es tan paciente
con nuestros defectos y tan confiado en nuestras posibilidades. Puede llamarnos
por nuestro nombre y sabe más que nosotros mismos de todo lo bueno que somos
capaces, por eso no deja de llamarnos y de animarnos a seguir sus pasos y a
trabajar por su Reino.
Es también el
pastor de todos, incluso de aquellos que no lo conocen o de los que lo
rechazan. A todos los ama y a todos los quiere reunir en una gran familia.
Para llegar a
esta meta ha sido capaz de llegar hasta el extremo de entregar su vida. Nos lo
ha dado todo para que no tengamos carencia de nada. De Él recibimos el perdón,
la fortaleza y el amor que nos hace personas nuevas. De Él podemos esperar
alcanzar la vida eterna y la Resurrección, liberarnos de todas las ataduras de
este mundo para ser verdaderamente libres. Por eso podemos acudir a Él en todas
las circunstancias.
Danos, Señor, pastores según tu corazón.
Pastores que guíen a tu Iglesia siguiendo el ejemplo del Buen Pastor: que
conozcan a sus ovejas y que estén dispuestos a dar la vida por ellas.